GUÍA DE MARRAKECH

 

 

Marrakech es junto con Meknes, Fez y Rabat una de las cuatro ciudades imperiales de Marruecos. Se la conoce por la “Ciudad Roja”, por la norma urbanística por la que todas las construcciones tienen que ser de color rojo-ocre, color de la tierra local tradicionalmente utilizada para la edificación. Es por ello, por lo que a la puesta del sol, la ciudad parece arder como el fuego.

Seguramente, Marrakech es la ciudad más internacional de Marruecos y uno de los destinos turísticos preferidos, por todos los visitantes a Marruecos.

Al menos, hasta el día de la fecha, Marrakech ha sido capaz de armonizar la cultura tradicional con la occidental.

En su historia más reciente, a lo largo del siglo pasado, la presencia de extranjeros aumentó en la ciudad, mayormente después del Tratado de Fez de 1912 que estableció el Protectorado francés. En los años 30 fue el lugar elegido por influyentes millonarios extranjeros para construir sus residencias y en los 60 se extendió la fama de la ciudad como referencia internacional de la bohemia, el mundo artístico y la intelectualidad. Es entonces cuando nace, en el imaginario colectivo occidental la mítica Marrakech cosmopolita, misteriosa y exótica, a la vez. Hoy en día vuelve a ser punto de encuentro de la gente de “tendencia” de todos los lugares del mundo. Marrakech es una ciudad de múltiples facetas. Hay un Marrakech chic de lujo y luego está el Marrakech real. Hay un Marrakech a la medida de lo que cada uno busque.

Marrakech está dividida fundamentalmente en cuatro partes:

1.- La Medina o ciudad vieja

2.- La ciudad nueva, la Ville Nouvelle, construida por los franceses durante el periodo colonial francés, con dos barrios principales, el Barrio de Gueliz y el de Hivernage.

3.- La Zona residencial de lujo de El Palmeral

4.- La Mellah.

En Marrakech, como sucede en el propio Marruecos, la Medina y el resto de la Ciudad, marcan dos tiempos muy distintos que conviven a la vez, expresión de dos mundos, el tradicional, que se rige por sus valores ancestrales, que es mundo de la vieja medina y la mellah, adormecido en reglas de un tiempo pasado en su trazado medieval,  que se torna en definitiva en un símbolo del ideal romántico y el exotismo y el mundo moderno, marcado por criterios estéticos y funcionales de la cultura occidental, la cultura dominante en los tiempos que corren, representado en la Ville Nouvelle y la zona del Palmeral.

 

BREVE HISTORIA DE MARRAKECH

Marrakech fue fundada en el año 1062 por el primer emir de la dinastía bereber de los almorávides.

El motivo de elegir el emplazamiento donde se asienta la ciudad fue su valor estratégico. De hecho, Marrakech nace en un principio como un destacamento militar para mantener el control almorávide sobre el camino por donde pasaban las caravanas que recorrían el Sahel en dirección al África negra, constituyéndose, por ello, en capital del imperio almorávide, cuyo dominio llegó a extenderse por gran parte de la península ibérica, Mauritania y Argelia. Lo único que queda en Marrakech de la ciudad almorávide es la Koubba Ba’adiyn. La dinastía almorávide reinó poco menos de un siglo, al no ser capaz de parar la expansión de una tribu bereber rival con origen en las montañas del Atlas: los almohades, la de los reinos cristianos y por el propio desapego de la población bajo su control.

En 1147 los almohades conquistan la ciudad, que arrasaron para volver a construirla. De la época almohade son la ampliación de la muralla original almorávide, la Kasbah con su puerta Bab Agnau, la Mezquita Koutoubia y los Jardines de la Menara. En este tiempo, Marrakech se convierte en un referente de la cultura islámica.

Un siglo más tarde la ciudad pierde la condición de capital, para ser sustituida por Fez, la capital de la nueva dinastía reinante: Los benimerines, una tribu de pastores nómadas bereberes, que gobernaron en la zona durante tres siglos.

Marrakech recupera la capitalidad en 1549, con la dinastía Saadí. De este periodo es el Palacio Badi.

En 1668 Moulay Ismael derrocó a la dinastía reinante, dando lugar a la dinastía Alaouita, cuyos descendientes son los que actualmente gobiernan en el país. Moulay Ismael hizo de Meknes su capital. A la muerte del fundador de la dinastía alauita el país se vio sumido en un periodo de caos, el gobierno de los sultanes era cada vez más débil y mayor era el interés de las potencias europeas por controlar la franja norte de África.

Todo ello terminó formalizándose en el Tratado de Fez de 1912 por el que España y Francia tomaron el control de Marruecos estableciéndose el periodo del Protectorado.

 

MARRAKECH ESENCIAL:

 

1.- LA MEDINA Y LA PLAZA JAMAÁ EL FNA.

La medina fue declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Está rodeada por 90 kms de murallas. Su trazado responde al de la típica medina musulmana (encontraréis información interesante al respecto en la sección de arquitectura de esta página). Hay diez puertas monumentales de acceso a su interior, de entre las que destacan la Puerta de Bab Agnau, del siglo XI, la entrada principal a la medina, así como la puerta de Bab el Yedid y la puerta de Bab el Jemis, ésta última la de mayor tamaño. Las puertas son importantes referencias para orientarse por la ciudad.

Junto a Bab Agnau encontramos la Mezquita El Mansur, construida por los almohades tras la conquista de la ciudad en el año 1047. La mezquita es llamada así por ser el sultán Yacob el Mansour quien ordenó su construcción. También se la conoce como la de las manzanas de oro. La razón de este nombre es porque la última de las esferas doradas del minarete de la mezquita se hizo con el oro de las joyas de la esposa de Yacob el Mansour. Destaca en ella su bello minarete, modelo de la arquitectura árabe clásica, que cuenta con una decoración en la que prima el color verde, que es el color del islam. Está situada en la zona de la kasbah siendo la única mezquita que sobrevive de la kasbah original y la más antigua de la cuidad. Fue reconstruida en 1569.

Colindante con esta mezquita están las TUMBAS SAADÍES, uno de los lugares más visitados de la ciudad. En esta necrópolis se alojan más de medio centenar de miembros de la dinastía Saadí y del personal a su servicio que por su fidelidad merecieron tal prestigio, estos últimos enterrados en las tumbas exteriores del jardín. El sultán Ahmed Al Mansur en el siglo XVI ordenó la construcción del mausoleo.

Permanecieron ocultas durante siglos. Moulay Ismael no se atrevió a destruir este lugar, como sí hiciera con el Palacio El Badi, pero mandó tapiarlas para que quedasen fuera de la vista del pueblo, ya que se trataba de impedir que las tumbas pudieran convertirse en lugar de homenaje a la dinastía saadí que había sido derrocada.

La única vía de acceso a las mismas era a través de una puerta situada en la Mezquita Yacob el Mansour. En 1917 fueron redescubiertas por los franceses.

El lugar más destacado y fotografiado del complejo es la “sala de las doce columnas” lugar de enterramiento de Ahmed El Mansour y sus herederos varones. También se la conoce como “sala de oraciones” y “sala de los tres nichos”. Posee una exuberante y delicada ornamentación. Las columnas son de mármol italiano de carrara con capitales tallados en motivos vegetales.

El segundo de los recintos es la “Qubba de Lalla Masouda” – cúpula de Lalla Massouda-, donde se encuentra enterrada la madre del sultán Ahmed El Mansour y su esposo.

La Plaza Jamaá El Fna es el alma de la medina y el alma de Marruecos, centro de la vida pública de Marrakech, lugar de encuentro de la población local y los turistas, un organismo vivo en sí misma con una idiosincrasia sin igual en ningún lugar del mundo que muta y se transforma a lo largo del día. La UNESCO la incluyó en la lista de lugares Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en el año 2008, por tratarse de uno de los principales espacios culturales de Marrakech y símbolo de la ciudad. Irónicamente, esta plaza que la propia UNESCO protege por ser una expresión de la “vida” en su más amplio sentido, hasta el siglo XIX era el lugar donde se llevaban a efecto los ajusticiamientos públicos de los delincuentes, de ahí precisamente su nombre “Asamblea de los Muertos”. En la Plaza Jmaá el Fna se exhibían las cabezas de los que habían sido ajusticiados, rodeando la plaza como si estuvieran “reunidos”, como una forma de moralizar a la población.

 

2.-EL ZOCO

El zoco en realidad con un conjunto de zocos distintos que ocupan extensiones de kilómetros en un aglomerado de calles en la parte norte de la Plaza Jammá El Fna.

Normalmente están abiertos todos los días de nueve de la mañana hasta las siete de la tarde, hora en que cierran la mayor parte de las tiendas, si bien a horas más tardías se pueden encontrar establecimientos aún abiertos. Sólo cesa la actividad los viernes por la mañana.

Cada área del zoco tiene su especialidad. Posiblemente el más fotografiado de todos es el souk Sebbaghine: el zoco de los tintoreros.

El ritmo del zoco es frenético a cualquier hora del día. Dejando al margen la compra-venta y el ineludible regateo, merece la pena dejar el reloj a un lado y dedicar un día o dos a vivir su ambiente, esencia del más puro Marruecos. Por sus estrechas calles tienen cabida por igual la población local y el visitante extranjero, las bicicletas, burros, motos, carros, coches, los vendedores itinerantes de frutas y pan, que transportan su mercancía en carros tirados por ellos mismos o por burros. Es difícil imaginar qué es lo que no se puede encontrar en las tiendas de los zocos, donde puedes encontrar cualquier tipo de mercancía, cosméticos tradicionales, trabajos en piel, todo tipo de textiles, joyería, artículos en metal y madera,  incluso los ingredientes para realizar conjuros, con el aliciente de que, además, muchos de los comerciantes de las tiendas son artesanos – carpinteros, herreros, joyeros, cesteros, curtidores etc- , por lo que se les puede ver en plena actividad,  fabricando los artículos que luego venden en sus tiendas.

En la Plaza Rahba Kedima están los cosméticos tradicionales, el comercio de alfombras se focaliza en el Souk Joutia Zrabi o bereber (antiguamente un mercado de esclavos), el zoco de las pieles es el zoco Semmarine o Cherratine, las joyas en el Souk Siyyaghin, los carpinteros se concentran en el souk Chouari, los tintoreros en el souk Sebbaghine. Merece la pena perderse por la Kissaria, repleta de puestos de mantas, prendas de algodón y kaftanes.

 

3.- MEZQUITA KOUTOUBIA

Es el monumento emblemático de Marrakech y una de las más bellas mezquitas del occidente musulmán. También es el edificio más alto de la ciudad – su minarete, de 69 metros de altura, es el punto de referencia para orientarse por la ciudad- ya que, de hecho, legalmente está prohibido construir edificios más altos.

Su nombre significa “mezquita de los libreros”, porque poseía una extraordinaria biblioteca y, además, durante siglos estuvo rodeada por puestos de venta de manuscritos.

La mezquita se terminó de construir en el año 1158, es de origen almohade y estilo hispano morisco. Se construyó en el mismo lugar donde se encontraba una mezquita edificada por los almorávides. Cuando los almohades conquistaron la ciudad destruyeron todo el legado arquitectónico almorávide por considerar que se habían desviado de la interpretación correcta del islam.

La mezquita sufrió muchos cambios a lo largo del siglo XII, también entre otras razones porque, en la primera fase de su construcción, la quibla – que es el muro de la mezquita donde se sitúa el mihrab- no estaba orientado hacia la meca, por lo que tuvieron que demoler lo construido para volverla a reconstruir en la dirección adecuada. Su minarete sirvió de modelo para la construcción de la Giralda de Sevilla (que antes de transformarse en el campanario de la Catedral de Sevilla era bastante similar al alminar de la Koutoubia) y la Torre Hassan en Rabat (inconclusa).

La Torre conserva de su ornamentación original sólo una banda de azulejos verdes – color del islam- en la parte superior, pero estaba decorada con mosaicos y pinturas. Está rematada por cuatro grandes esferas doradas, que hoy en día son de bronce, aunque se decía que en sus orígenes eran de oro, procedente de las joyas de una de las esposas del sultán Yacoub Al Mansour, quien fundió sus joyas como penitencia por haber roto el Ramadán, lo cual da una idea de la cantidad de joyas que debía poseer si tenemos en cuenta que la esfera más grande de la mezquita tiene dos metros de diámetro.

Este remate, que veréis en todas las mezquitas en Marruecos, se llama yámur. Lo más habitual es que sean tres esferas, ensartadas en un mástil, que se disponen en tamaño decreciente. El yámur es un elemento decorativo, aunque también hay teorías que apunta a un contenido simbólico, por cuanto representa los tres mundos en que Alá se da a conocer: el mundo terrestre, el celestial y el espiritual, otras teorías dicen que su valor simbólico es de una advocación de la protección de Dios a la mezquita y sus fieles. En ocasiones, en la cúspide, se coloca una media luna (el alem) – algo muy habitual en Turquía- , o una flor de lis, en la mezquita de Córdoba. En el interior, hay una gran nave central y diecisiete naves laterales. De la decoración interior es de destacar la belleza de su artesonado.

 

4.-PALACIO DE BAHÍA

Es un palacio construido a finales del siglo XIX por Si Moussa, el Gran Visir del Sultán Hassan I de Marruecos, para su uso personal. Su nombre significa “brillantez” y fue construido con la pretensión de ser el mayor palacio del mundo. Si Moussa le dio al palacio el nombre de su esposa favorita.

El palacio ocupa casi ocho hectáreas de terreno y se dispone en varios edificios organizados en torno a verdes, bellos jardines, en los que abundan los naranjos, hibiscos, plataneros y jazmines, que son regados por khetaras, un sistema de irrigación subterráneo, que aprovecha el agua del subsuelo y que, poco a poco, van desapareciendo por todo Marruecos. Tiene 150 habitaciones lujosamente ornamentadas, con elementos decorativos en mármol, estuco, azulejos y esculturas y pinturas realizadas sobre madera de haya o cedro, en el artesonado del techo, contraventanas y puertas.

Fue la residencia del General Lyautey, cuando se estableció el protectorado francés sobre Marruecos por el Tratado de Fez, en 1912, quien utilizó las instalaciones del palacio como lugar de residencia personal y para residencia de oficiales. De aquel tiempo data la construcción de chimeneas y la instalación de electricidad y calefacción.

El palacio actualmente es visitable, como el edificio histórico que es y se emplean algunas de sus salas como galerías para exposiciones de arte y la celebración de conciertos de música fusión árabe-andalusí, pero hay una parte del palacio de uso privado de la familia real que no está abierta al público.

  

 

5.- MEDERSA O MADRAZA BEN YOUSSEF

Las madrazas, también llamadas medersas, son escuelas musulmanas de estudios superiores, en las que residen también los estudiantes.

La madraza está anexa a la Mezquita de Ben Youssef. Fue ordenada construir por el sultán benimerí Abou el Hassan en el siglo XIV, si bien fue ampliada de manera considerable por la dinastía saadí, llegando convertirse en la más grande universidad islámica de todo el Magreb. Fue transformada en museo en 1960, siendo uno de los lugares más populares entre los visitantes de la ciudad.  Es uno de los más bellos ejemplos del arte y arquitectura de Marruecos. En la entrada hay una leyenda: “A ti, que traspasas mi puerta, se te cumplan las más altas esperanzas”, algo que, para vosotros que visitaréis esta madraza, es un anuncio de la belleza que os aguarda en el interior y de expectativas satisfechas.

La medersa, de planta cuadrada, se articula en torno a un gran patio central que cuenta con una fuente para las abluciones. El edificio cuenta en su interior con una delicada y prolija decoración en estuco y coloridos azulejos. Parte de la estructura es de madera de cedro, que también es trabajada como elemento decorativo. Como sucede, en general, en el arte islámico el orden natural es un orden concéntrico, volcado hacia el interior. Hay un simbolismo en todo ello, las miradas sólo pueden dirigirse hacia dentro y hacia el cielo en el que reina Alá. Hay muchas inscripciones árabes, realizadas en estuco y azulejos, en toda la madraza, la más común la bismillah, la primera palabra del Corán, una frase que significa “en el nombre de Alá”, “El compasivo, el misericordioso”.

En torno a este patio central y otros siete patios menores se disponen las 130 habitaciones de los estudiantes. Llegaron a alojarse hasta 900 estudiantes a la vez. Si en las zonas comunes la decoración es exuberante, las habitaciones de los estudiantes contrastan por su extraordinaria austeridad.

La entrada a la Madraza incluye también el acceso a la Qubaa almorávide y al museo de Marrakech.

 

6.-PALACIO EL BADI

El palacio se fue ordenado construir por el sultán saadí Ahmed Al-Manosour en el año 1578, para festejar su victoria sobre el ejército portugués en la llamada batalla de los Tres Reyes, tomando como inspiración a la Alhambra de Granada en España. Las obras duraron hasta el año 1594. El palacio era un símbolo de poder y expresión del esplendor del soberano ante sus súbditos y ante las delegaciones extranjeras. La traducción de su nombre es “el incomparable”. Fue considerado una de las maravillas artísticas del mundo musulmán y de ello da fe las crónicas históricas, pero de su antiguo esplendor poco queda. El sultán alaouita Moulay Ismael despojó de todas sus riquezas al palacio para construir la ciudad imperial de Meknes, aunque se dice que no hay ciudad de Marruecos que no recibiera algo de este palacio. Hoy sólo quedan los altos muros exteriores y la estructura de algunos pabellones en una gran explanada con jardines y restos de un estanque, además de muchas cigüeñas, pero es un lugar tranquilo y bello, pese a ello, para pasear y desde sus murallas hay bonitas vistas de la ciudad y del Atlas.

El palacio El Badi es sede del Festival Nacional de Artes Populares.

 

 

MUSEOS:

1.-MUSEO DE MARRAKECH.-

Está ubicado, junto a la Madraza de Ben Youssef, en un palacio del siglo XIX, El Palacio Menbhi. Cuenta en su interior con una colección variopinta de distintas artes marroquíes, principalmente de entre los siglos XVIII y XIX: joyas, monedas, grabados, cerámicas, manuscritos y algunas armas decoradas.  Además de museo es sede de distintas actividades culturales, conciertos, representaciones teatrales y proyecciones de cine, talleres y conferencias etc.

 

2.-MUSEO DAR SI SAID o MUSEO DE LA ARTES MARROQUÍES.

Se encuentra muy cerca del Palacio de Bahía. Es el museo más antiguo de la ciudad (1932) y también el de fondos más numerosos, que se reparten a lo largo de las dos plantas del edificio. Antes de convertirse en museo, el edificio–construido en el siglo XIX-  fue la residencia de Si Said Ben Moussa, ministro de la guerra durante la regencia de su hermano, el visir Bou Ahmed Ben Moussa (quien también ordenó construir el Palacio de Bahía). Ya de por sí, y como sucede con el museo de Marrakech, uno de los motivos de la visita es el propio palacio y la tranquila belleza de muchos de sus rincones.

En él se exhiben objetos de artesanía, sobre todo de Marrakech y algunas regiones del sur del país, prendas típicas, objetos de cobre, tejidos, armas, joyería bereber, mobiliario, instrumentos musicales, algunos hallazgos arqueológicos.

 

3.-CASA MUSEO TISKIWIN o MUSEO BERT FLINT.

La filosofía de este museo, según dice su página web, es la de presentar la cultura material de las poblaciones bereberes que habitan el Sahara, principalmente en esos momentos que marcan la vida social en que cada  individuo se ocupa muy especialmente de la imagen que quiere dar de sí mismo.

El museo era la residencia de Bert Flint, un historiador y antropólogo holandés, y también un coleccionista apasionado de la artesanía rural marroquí. Tiene una extraordinaria colección de enseres artesanales del África Subsahariana y de la zona del Valle de Souss, principalmente, que abarca mobiliario, alfombra, cerámica, ropas tradicionales, armas, tapices, utensilios y recipientes varios, tejidos bereberes, instrumentos de música, etc…repartidos en siete salas a lo largo de las dos plantas del edificio.

El interés de Bert Flint por la cultura tradicional y arte marroquí, así como su posterior establecimiento en este país, surgió tras una visita que realizó a la Alhambra de Granada. La fascinación que le produjo le hizo interesarse en la historia de la España musulmana y el Al-Andalus.

 

PARQUES Y JARDINES:

1.-JARDINES DE LA MENARA

Con total seguridad que son los jardines más conocidos de Marrakech.

Los jardines se construyeron en el siglo XII, durante el reinado de la dinastía almohade. El nombre deriva de la forma piramidal del tejado verde del pabellón que preside el estanque artificial.  Este pabellón se construyó siglos más tarde, en el siglo XVI, durante la dinastía saadí.  Se dice que era el lugar donde tenían lugar los encuentros amorosos de los sultanes de la ciudad.

Están considerados Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Quizá no encontréis en ellos a demasiados turistas, pero entre la población local es un destino muy popular, sobre todo durante los fines de semana. Desde ellos se tienen unas magníficas vistas de las montañas del Atlas y de la Mezquita de la Koutoubia.

 

2.-JARDINES MAJORELLE

Los jardines fueron diseñados por el pintor francés Jacques Majorelle, en 1924, quien creó en torno a su residencia este Jardín Botánico, que cuenta con plantas traídas de sus viajes por todo el mundo: bambús, jazmines, nenúfares, cactus, yucas, buganvillas, bananeros y cocoteros. Entre esta exuberante vegetación anidan quince especies de pájaros propios del norte de África. El jardín queda en un estado de relativo abandono a partir de 1962, cuando retorna a París tras un accidente. En 1989 Yves Saint-Laurent y Pierre Bergé, a través de una fundación, adquieren la propiedad de Majorelle e invierten en su restauración y en seguir con el legado de Majorelle, incrementando el número de especies vegetales de los jardines, que pasa de 135 a más de 300. Destacan especialmente la colección de cactus y buganvillas.

Conservan el uso privado de parte de la finca, pero destinan el antiguo taller de Majorelle al emplazamiento del Museo de Arte Islámico de Marrakech, donde se expone la colección de objetos de arte islámico, así como joyas, textiles, cerámica, armas y telas y dibujos del pintor francés.

También dentro del mismo complejo está el Museo de Yves Saint Laurent, que cuenta, en la exposición permanente, con parte de la colección de la Fundación de Pierre Bergé. En el diseño exterior del edificio predomina el ladrillo de terracota que se dispone evocando la trama de una tela, con los colores tierra tan utilizados y característicos del diseñador.

 

3.-EL PALMERAL

El extenso palmeral que rodea Marrakech se aprecia muy bien cuando se desciende en el avión, recordándonos una vez más que Marrakech es una ciudad de desierto. El hijo y sucesor del fundador de Marrakech, desarrolló en la zona el sistema de las khettaras, del que he apuntado algún dato más arriba. Las khettharas son un sistema de irrigación de origen persa. Es una red de canalizaciones subterráneas que permiten aflorar a la superficie el agua de las capas freáticas, a la que se puede acceder a través de pozos, que se estiman en unos 5000 de las 6.000 hectáreas de palmeral que subsisten en la actualidad. El agua permitió la extensión de las palmeras, a cuya sombra crecieron los cultivos de hortalizas y las plantaciones de olivares que permitieron la supervivencia de la población de la zona. El paseo por el palmeral es especialmente bello al atardecer.

 

 

EXCURSIONES DESDE MARRAKECH:

1.-Amizmiz.

2.- Asni y el valle de Imlil.

3.- Cascadas de Ouzoud.

4.- Desierto de Zagora.

5.- Essaouira.

6.- Kasbah Ait Ben Haddou y  Kasbah Talouet.

7.- Kasbah Ait Ben Haddou y Ouarzazate.

8.-Valle de Ourika.

9.- Circuito al desierto de Erg Chebbi.

 

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